En un escenario global marcado por la urgencia climática y la rápida transformación digital, el sector de los pagos se encuentra en un punto de inflexión. Las tradicionales tarjetas de plástico se enfrentan a una revolución que combina materiales alternativos y sostenibles con sistemas de seguridad inteligentes, dando paso a una nueva generación de soluciones más limpias y eficientes.
Desde su invención, el PVC ha dominado el mercado de tarjetas de pago por su bajo costo y versatilidad. Sin embargo, cada año se emiten más de 40 000 millones de unidades, generando toneladas de residuos difíciles de reciclar. La incineración y el vertido de PVC contribuyen a la liberación de compuestos tóxicos y al agotamiento de recursos fósiles.
Este modelo lineal, basado en extraer, producir, usar y desechar, ha expuesto la crítica necesidad de una economía circular en el sector financiero. La huella de carbono asociada a la fabricación y transporte de tarjetas convencionales representa un porcentaje significativo de las emisiones totales de las entidades emisoras.
La apuesta por tarjetas de pago más allá del plástico impulsa el desarrollo de compuestos que reducen el impacto ambiental sin sacrificar resistencia ni apariencia. A continuación, los principales materiales emergentes:
Estos materiales reflejan la búsqueda de una huella ambiental reducida y una respuesta directa a presiones regulatorias y sociales. Aunque cada opción presenta ventajas y retos, la combinación de varias soluciones podría facilitar una transición escalable.
La trayectoria hacia la tarjeta invisible y sin fricciones se materializa con el crecimiento de billeteras digitales, tokenización y autenticación biométrica. Para 2030, se espera que la necesidad de un número físico o contraseña desaparezca, sustituida por procesos automáticos de click-to-pay y credenciales biométricas.
La tokenización reemplaza el PAN por un identificador único y temporal, mitigando el riesgo de exposición de datos sensibles en cada operación. Al mismo tiempo, las tarjetas virtuales ganan terreno en B2B y comercio electrónico, ofreciendo números efímeros que refuerzan la seguridad.
La inteligencia artificial ha transformado la defensa contra el fraude. Soluciones avanzadas analizan millones de transacciones en tiempo real, identificando patrones atípicos y bloqueando pagos sospechosos al instante. Herramientas como Decision Intelligence Pro analizan un billón de datos por segundo, alcanzando una protección contra fraude gracias a inteligencia artificial hasta un 300% superior.
Paralelamente, el open banking y los algoritmos de scoring dinámico están cambiando la forma en que se evalúa el riesgo crediticio, permitiendo bloqueos preventivos y alertas tempranas antes de que el usuario sufra algún perjuicio.
Aunque la innovación avanza, existen barreras para la adopción masiva. El coste y la disponibilidad de bioplásticos como el PLA limitan su explotación global, mientras que la circularidad plena en materiales como PETG aún está en fase de desarrollo.
El reciclaje post-consumo y la creación de infraestructuras para la recolección de tarjetas usadas serán esenciales. Las nuevas normativas europeas y el creciente interés de los consumidores presionan a bancos y fabricantes a diseñar modelos de negocio que integren toda la cadena de valor.
Solo así será posible lograr una reducción de la huella de carbono sostenida y un sistema de pagos verdaderamente circular.
Varias entidades ya demuestran el potencial de esta evolución. American Express, en colaboración con Thales, lanza tarjetas con plástico recuperado de las costas, contribuyendo a limpiar los océanos.
En Brasil, C6 Bank adopta PLA para sus plásticos y promueve la regeneración agrícola. Mientras tanto, Triodos y Santander implementan proyectos piloto con tarjetas de madera certificada, vinculando la emisión a campañas reforestación.
Por su parte, Kipp, una fintech europea, permite a los usuarios conocer la huella de carbono de cada transacción y redirigir comisiones a iniciativas verdes, ofreciendo una experiencia de usuario segura y fluida con un propósito ambiental claro.
En conjunto, la convergencia de tokenización y autenticación biométrica, materiales ecológicos y sistemas avanzados de IA abre un nuevo capítulo en la historia de los pagos. Más allá del plástico, se perfila un ecosistema que armoniza rentabilidad, seguridad y sostenibilidad, llevando a la industria a un nivel de responsabilidad y eficiencia sin precedentes.
Referencias